Hola, ¿Cómo estás? Adivina
qué, el día de hoy te contaré una linda historia sobre un asombroso lugar. Hace
mucho pero mucho tiempo había demasiado frío en nuestro planeta, sin embargo las
personas no tenían una casita donde pudieran mantenerse calientitos, tampoco tiendas donde comprar ropa ni comida y mucho
menos dulces. Es por eso que en ese tiempo las personas tenían que usar lo que la naturaleza les daba.
Ellos no vivían en ciudades,
con grandes edificios, no había coches, todo era paz con las plantas, los
animales, el cielo y la tierra. Es por eso que solían dormir en oscuras cuevas para evitar convertirse en hielos
vivientes. No tenían focos, pero usaban fogatas para ver en la noche. Puede dar
miedo pensar dormir en la oscuridad sin ninguna lámpara que ilumine un poco,
sin embargo imagina el cielo amplio e iluminado por miles de estrellas que
parpadeaban como si estuvieran muy felices de verte, eso seguro que iluminaba
lo suficiente para alejar a cualquier monstruo.
En esos lugares existían
grandes árboles y animales que sólo
podemos ver en el zoológico o en un libro. Venados, caballos salvajes que
corrían con toda su familia por las praderas, también osos, mamuts y bisontes. ¿No
sabes qué son los bisontes? Pues te diré, son como grandes vacas pero muy
peludas como si fueran osos con cuernos.
Su piel los protegía de la nieve, es por eso que las personas tenían que
cazarlos para comer su carne y hacer su ropa. Sin embargo, no tenían tijeras,
agujas ni hilo, nada con lo que pudieran
costurar. Lo sé, te preguntas cómo hicieron su ropa, ¿con magia acaso? Pues no,
ellos eran muy inteligentes más de lo
que muchas veces creemos, así que hicieron todo lo que necesitaban para comer,
vestirse, y nada les faltaba.
Debió ser una vida muy difícil
pero no todo era trabajo, ya que ellos fueron los primeros artistas que se
conocen. Recuerdo cuando estaba en el kínder, solía dibujar sobre animales, a
mi familia, o los personajes de mis caricaturas favoritas como Sailor Moon (eso
será otra historia), y estoy segura que tú haces lo mismo. Pues verás, en ese
tiempo en varios puntos del planeta las personas se interesaron en uno de los
mejores pasatiempos: pintar.
En este caso te contaré de
un grupo específico que vivía cerca del mar. Ellos no usaban papel ni crayones
o acuarelas, ellos hacían maravillosos dibujos en los techos y paredes de su
hogar, de su cueva. Seguro que fue bastante complicado descubrir sus pinturas a
partir de la naturaleza, pero al mirar el techo sabían que sus dibujos valían
la pena. Dibujaron a los bisontes, a esas vacas que imitan a grandes osos. Al
mirarlos, seguro pensaron que eran reales porque las piedras del techo asemejaban
sus grandes cuerpos. Era como si los
mismos animales que dibujaban cobraban vida e intentaban brincar del techo para
correr hacia las praderas con sus amigos. También hacían diferentes simbolitos
e incluso marcaban sus manos como muchas veces hemos hecho en un papel.
Seguro pensaras que es un cuento de hadas todo lo que te digo, pero adivina, es verdad. En España, en un país del otro lado del mar vivieron estas personas que a través de sus dibujos mostraban lo que estaba a su alrededor. Sin embargo, su casa era una cueva y por motivos desconocidos se derrumbó ocultando las pinturas como si fuera el tesoro de un pirata.
Seguro pensaras que es un cuento de hadas todo lo que te digo, pero adivina, es verdad. En España, en un país del otro lado del mar vivieron estas personas que a través de sus dibujos mostraban lo que estaba a su alrededor. Sin embargo, su casa era una cueva y por motivos desconocidos se derrumbó ocultando las pinturas como si fuera el tesoro de un pirata.
Muchos años después, cuando
el mundo era más parecido a lo que hoy
conocemos, un hombre así como tu papá o el mío visitó la cueva en busca de los objetos
creados por esas personitas que te
conté. Pero fue su hija, una pequeña como tú, fue quien descubrió a esos
animales que la saludaban desde el techo de la cueva.
Imagina como te sentirías al
descubrir un tesoro escondido, eso sintieron aquel papá y esa niña, por eso le
mostraron a todos lo que descubrieron, sin embargo los científicos no les
creyeron, ya que pensaban que todo era una mentira.
Es triste que no le
creyeran, pero ese hombre debe ser un ejemplo para ti y para mi, de que sin
importar que los demás no nos crean, debemos confiar en nosotros y así
cumpliremos nuestros sueños. Así como este señor, que a pesar de todo consiguió
que los demás se dieran cuenta que esas
pinturas eran verdaderas.
Aquí te mando unas fotos de
esas pinturas para que veas lo bonitas que son.
Bisonte en Las Cuevas de Altamira |
Techo en Las Cuevas de Altamira |
No
olvides que te quiero.
Atte.
Una amiga.
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