domingo, 30 de marzo de 2014

Construyendo el imperio romano

Cuando pensamos en Roma aparecen por nuestra mente aquellas imágenes de películas como gladiador, pensamos en el coliseo  y en esos peculiares trajes que llevaban. Pensamos en el vasto imperio que intentó dominar el mundo, sin embargo Roma atravesó por tres períodos en su larga historia: la monarquía, la república y el imperio.
Pero ¿dónde comenzó todo? De acuerdo a una leyenda una que el poder de la ciudad ue tomado por un hombre que para evitar que los herederos por naturaleza lo  reclamaran condenó a la hija a ser sacerdotisa para que no tuviera hijos. Lo que no esperaba es que ella tendría el hijo del Dios Ares quien los protegió incluso cuando su madre los dejó en el río para que no los descubrieran (si  esto debe resultar conocido). Los pequeños  fueron criados por una loba hasta  que los rescataron y educaron, y cuando  al crecer recuperaron su trono comenzaron a planear donde sería la capital de la ciudad con lo cual  la ciudad se dividió en lo gobernado por Rómulo y Remo. Pero por una disputa Rómulo dio muerte a su hermano, con lo que se convirtió en primer y único rey.
Con lo anterior nos dimos cuenta que el poder fue motivo de envidias y derramamientos de sangre desde el origen y hasta la caída, pero esto no sólo influyó en la política sino también en el arte, que fue muy variado ya que asimiló las aportaciones culturales de los diversos pueblos a los que conquistó.
En lo que se refiere a la pintura es prácticamente desconocida porque practicaban la técnica del fresco (murales); sin embargo existe un caso particular, el de Pompeya.
La ciudad de Pompeya fue arrasada por la temible erupción de un volcán con lo que congeló en un gesto de agonía a la ciudad. Pese a lo terrible de la situación fue benéfico para las pinturas que se conservaron en el sitio en un homenaje fúnebre a la ciudad consumida en las llamas.
Cuando niños jugábamos los primeros videojuegos que existieron en el que los pixeles eran muy notables, si pensamos en  ello podremos darnos una idea de los mosaicos, los cuales eran similares a la pintura y están en mejores condiciones que las pinturas propiamente dichas.
Su arquitectura fue monumental e innovadora ya que eran excelentes ingenieros ya que hicieron uso de los materiales que su vasto imperio ofrecía, emplearon elementos sustentables  diferentes a los que se venían usando con anterioridad siendo el arco  de medio punto semicircular el que se lleva la corona, finalmente los elementos de cubierta fueron variados pero los principales eran derivados del arco: la cúpula y la bóveda de cañón.

Si bien existieron muchos edificios, destacan:
Panteón de Agripa
Sus dimensiones fueron una innovación para la época que asombró y sigue asombrando por sus dimensiones y la calidad de la edificación. 



Anfiteatro
Los edificios lúdicos fueron de gran importancia en Roma, es por eso  que surge la  frase “Al pueblo pan y vino” haciendo referencia de que al pueblo se le debía entretener para que se olvide de los estragios realizados por sus gobernantes.

De estos destacan los anfiteatros que resultaban de la combinación de dos teatro (no olvidemos que el teatro griego era semicircular). Sin duda alguna el más representativo es el anfiteatro de Flavio o mejor conocido como El Coliseo Romano. En él de desarrollaban  crueles enfrentamientos entre bestias, hombres para saciar la sed de sangre de los espectadores, así mismo se realizaban enfrentamientos navales al hacer gala de sus conocimientos ingenieriles e inundar el recinto. 
Anfiteatro de Flavio o Coliseo Romano

Circo Romano
El circo romano fue otro sitio para la “sana diversión” de los romanos. En él se desarrollaban carreras donde solo uno saldría con vida y donde el espacio a recorrer era inmenso.


En cuanto a la escultura destaca la retratistica imperial, es decir, los retratos de los emperadores que se realizaron en mármol, del cual existen tres tipos:


Togata que como su nombre indica se distingue por la toda de patricio.



Apoteosica donde el emperador deja de ser humano para convertirse en un Dios.


En su etapa final, el imperio romano se dividió en dos el occidental y el oriental. Mientras el occidental caía el oriental ascendía a un momento de gloria: Roma eclipsaba a la par que Bizancio florecía, pero eso es otra historia.

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